La familia heriatge de BMW, como la marca llama a las clásicas modernas, ha crecido con dos nuevos modelos en 2017, la R nineT Pure y la R nineT Racer, una moto que se inspira en la R 90 S de 1963 y también toma algunas ideas de la preparación Concept 90 de Roland Sands.
Un semicarenado muy retro y los semimanillares bajos han conseguido, entre otro detalles que veremos, convertir a la R nineT en una moto de carreras clásica, con corazón moderno. Vista en persona llama todavía más la atención que en foto, como tuvimos ocasión de comprobar en su conseguida puesta de largo en Madrid, en un local adecuado a la estética de la moto. La decoración blanca con la franja roja y azul, que diferencia a la línea deportiva M de BMW, también tiene mucho que ver en su atractivo.
Cualquiera que la tenga en su campo visual no podría evitar fijar su atención en ella ya sea una amante de las motos y o no. El punto de partida es el motor bóxer de 1.170 cc de 110 CV de la R nineT, refrigerado por aire de la generación anterior, que precisamente por eso se integra perfectamente en un diseño clásico y además cumple con la normativa Euro4. Otra diferencia a nivel mecánico está en un nuevo escape 2 en 1 de diseño deportivo pero con esa filosofía de las carreras de club de los años sesenta, que además le da un sonido muy personal al bicilíndrico.
El chasis en cambio el chasis es el que se equipan la Scrambler y la Pure, con menos lanzamiento y con una estructura de tres piezas, en lugar de las cuatro de las que se compone la primera R nineT y que ha sido clave por sus posibilidades de personalización al poder quitar la parte trasera. Las suspensiones también cambian y se confía en una horquilla telescópica convencional, más sencilla que la de la naked, y con pinzas de cuatro pistones pero en este caso no son de anclaje radial. El depósito de gasolina es de acero en su caso, mientras que la aleta delantera es de plástico y las llantas de aluminio de cinco palos.
BMW R NINET RACER, UNA DEPORTIVA DIFERENTE
Lo que hace de ella realmente otra moto y que te lleva a pensar que estás en una época pasada es la posición de conducción, ya que se ha buscado una ergonomía muy de carreras. No es como las deportivas actuales en las que el piloto carga mucho peso sobre el tren delantero, aquí el puesto es alargado, con los semimanillares muy bajos y alejados, de modo que tu cuerpo queda “tendido” sobre la moto como si fuesen un piloto de los que corrían en “blanco y negro” el asiento monoplaza es compacto y aunque tiene un diseño un poco peculiar ofrece un buen mullido y no está muy lejos del suelo, a 805 mm. Esto unido a unos estribos elevados y retrasados con respecto a la R nineT hace que te sientas totalmente al ataque.
Si circulas tranquilo en una conducción turística notas que cargas mucho peso sobre el tren delantero y no vas en la posición más cómoda del mundo, pero si cambias un poco el chip y te mueves en una zona de curvas la cosa cambia. Te encuentras como en casa y la moto responde muy bien, algo que ya sabemos por lo probado que está el conjunto formado por el chasis multitubular combinado con el motor bóxer. El hecho de utilizar unas suspensiones más sencillas no supone un hándicap y la moto se comporta bien, incluso en carreteras con muchos baches, como por las que tuvimos la oportunidad de rodar. El ABS, como es habitual, está muy bien ajustado, de modo que puedes sacarle partido a ese tren delantero sin miramientos. También ha mejorado mucho el control de tracción ASC, opcional, de modo que puedes acelerar con ganas en asfaltos con poco agarre y entre en acción son suavidad y rapidez. Desde luego que es una moto que no te deja impasible, por diseño, posición y comportamiento. Pero todavía se puede ir más allá con la amplia gama de accesorios y equipamiento que BMW ha dispuesto para ella.
Lo que hace de ella realmente otra moto y que te lleva a pensar que estás en una época pasada es la posición de conducción, ya que se ha buscado una ergonomía muy de carreras. No es como las deportivas actuales en las que el piloto carga mucho peso sobre el tren delantero, aquí el puesto es alargado, con los semimanillares muy bajos y alejados, de modo que tu cuerpo queda “tendido” sobre la moto como si fuesen un piloto de los que corrían en “blanco y negro” el asiento monoplaza es compacto y aunque tiene un diseño un poco peculiar ofrece un buen mullido y no está muy lejos del suelo, a 805 mm. Esto unido a unos estribos elevados y retrasados con respecto a la R nineT hace que te sientas totalmente al ataque.
Si circulas tranquilo en una conducción turística notas que cargas mucho peso sobre el tren delantero y no vas en la posición más cómoda del mundo, pero si cambias un poco el chip y te mueves en una zona de curvas la cosa cambia. Te encuentras como en casa y la moto responde muy bien, algo que ya sabemos por lo probado que está el conjunto formado por el chasis multitubular combinado con el motor bóxer. El hecho de utilizar unas suspensiones más sencillas no supone un hándicap y la moto se comporta bien, incluso en carreteras con muchos baches, como por las que tuvimos la oportunidad de rodar. El ABS, como es habitual, está muy bien ajustado, de modo que puedes sacarle partido a ese tren delantero sin miramientos. También ha mejorado mucho el control de tracción ASC, opcional, de modo que puedes acelerar con ganas en asfaltos con poco agarre y entre en acción son suavidad y rapidez. Desde luego que es una moto que no te deja impasible, por diseño, posición y comportamiento. Pero todavía se puede ir más allá con la amplia gama de accesorios y equipamiento que BMW ha dispuesto para ella.
Lo mejor:
Estética y calidad de acabados
Motor robusto y con mucho par
Mejorable:
Posición para rutas largas
Posición de la instrumentación
Motor robusto y con mucho par
Mejorable:
Posición para rutas largas
Posición de la instrumentación
Motociclismo-Sergio Romero
Fotos: BMW/Juan Olivares
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