Cambiar las pastillas de freno es una operación que no se puede retrasar por dos razones. La más importante es que unas pastillas gastadas no frenan bien, y pueden ponernos en problemas en una emergencia. La segunda que si la pastilla se acaba, roza con el disco su soporte metálico, y en muy poco tiempo lo destrozará, con el consiguiente perjuicio económico.
Cambiar las pastillas no es una tarea complicada, pero sí metódica y que requiere paciencia. Al gastarse las pastillas ocurren dos cosas: la primera es que el polvillo que se forma se adhiere al interior de la pinza de freno y las zonas adyacentes, y con el agua y la suciedad forma una capa negra que hay que eliminar, la segunda es que conforme las pastillas se gastan, tienen menos espesor, y esto provoca que el pistón que las empuja en la pinza vaya saliendo y quedando expuesto a ese barrillo formado por el polvo de la pastilla. Como la nueva pastilla vuelve a tener el espesor original, los pistones se tienen que volver a introducir del todo, y si están llenos de porquería, al hacerlo pueden dañar los retenes o quedarse atorados y desplazarse con dificultad. Es por tanto imprescindible limpiar a conciencia tanto el interior de la pinza como todos los pistones, con los productos adecuados, para que no contaminen ni el disco ni las pastillas, y la frenada vuelva a ser la que teníamos al principio.
Cambiar las pastillas no es una tarea complicada, pero sí metódica y que requiere paciencia. Al gastarse las pastillas ocurren dos cosas: la primera es que el polvillo que se forma se adhiere al interior de la pinza de freno y las zonas adyacentes, y con el agua y la suciedad forma una capa negra que hay que eliminar, la segunda es que conforme las pastillas se gastan, tienen menos espesor, y esto provoca que el pistón que las empuja en la pinza vaya saliendo y quedando expuesto a ese barrillo formado por el polvo de la pastilla. Como la nueva pastilla vuelve a tener el espesor original, los pistones se tienen que volver a introducir del todo, y si están llenos de porquería, al hacerlo pueden dañar los retenes o quedarse atorados y desplazarse con dificultad. Es por tanto imprescindible limpiar a conciencia tanto el interior de la pinza como todos los pistones, con los productos adecuados, para que no contaminen ni el disco ni las pastillas, y la frenada vuelva a ser la que teníamos al principio.
HERRAMIENTAS PARA EL CAMBIO DE PASTILLAS DE FRENO
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